El aumento de amenazas en línea afecta a un 40% de adolescentes en Costa Rica, exponiendo a los menores a riesgos como el ciberacoso, phishing y suplantación de identidad.
El avance constante de la tecnología ha traído consigo un aumento de las amenazas que afectan directamente la seguridad de los menores en internet. La creciente exposición de los niños y adolescentes a entornos digitales coloca la protección en línea en una prioridad, especialmente ante el incremento de riesgos como el ciberacoso, el phishing y la suplantación de identidad. En Costa Rica, el 40% de los adolescentes ha sido víctima de algún tipo de acoso en línea, según un informe de UNICEF, lo que refleja la magnitud de este problema.
Uno de los peligros más comunes en internet es la suplantación de identidad, en la que los atacantes asumen una identidad falsa para ganarse la confianza de los menores y perpetrar acoso o incluso extorsiones. Los ciberdelincuentes también recurren al phishing para obtener información personal o cuentas de videojuegos, que luego utilizan para estafas.
En este contexto, la supervisión parental juega un papel crucial. Mediante herramientas como el control parental, los padres pueden monitorear la actividad en línea de sus hijos, limitar el acceso a sitios inapropiados y reducir la exposición a contenidos peligrosos.
Las herramientas tecnológicas de control parental varían en funcionalidad, pero todas buscan un mismo fin: brindar a las familias un entorno más seguro en internet. Aplicaciones como Qustodio, Norton Family y Google Family Link permiten a los padres controlar el tiempo que sus hijos pasan en línea, filtrar contenido inapropiado y monitorear interacciones sin invadir completamente la privacidad. Esto resulta especialmente importante en los videojuegos en línea, donde los menores están expuestos a riesgos adicionales como el ciberacoso y el robo de datos a través de chats y transacciones in-game.
A medida que la IA se integra cada vez más en las plataformas digitales, se ha convertido en una herramienta valiosa para detectar patrones de comportamiento inusuales y reforzar la seguridad en línea. Sin embargo, si no se utiliza de manera adecuada, la misma puede conllevar riesgos. Es esencial que los padres enseñen a los menores a usar esta tecnología de manera responsable, verificando siempre la información y adoptando hábitos de seguridad en su interacción con la web.
La exposición en redes sociales también plantea un desafío importante para la seguridad y la privacidad de los menores. Compartir información personal sin control puede poner en riesgo la identidad y la privacidad de los niños, lo que hace imprescindible que los padres eduquen a sus hijos sobre la importancia de mantener ciertos datos en privado. Además, el acceso a las redes debe estar restringido a contactos de confianza, y es vital que los menores comprendan las posibles implicaciones legales de sus actividades en línea.
Ante estos riesgos, la educación sigue siendo la herramienta más efectiva para prevenir problemas de seguridad en internet. Inculcar en los menores la importancia de desconfiar de lo que parece demasiado bueno, verificar la autenticidad de las fuentes y no proporcionar información personal en sitios desconocidos son hábitos que pueden protegerlos de posibles amenazas en el futuro.
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