La Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) sufrió un ataque informático que mantuvo inhabilitada su página web, pero fue contenido y no afectó los servicios en aeropuertos y fronteras. Estaría conectado con los atentados contra la petrolera y el grupo mediático.
Costa Rica vive días tensos tras una serie de ciberataques que han puesto en jaque a sectores estratégicos del país. La Dirección General de Migración y Extranjería (DGME), la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) y el conglomerado mediático Repretel han sido víctimas de un grupo criminal internacional que emplea ransomware para secuestrar sistemas críticos.
Estos ataques no solo resaltan la vulnerabilidad de las infraestructuras digitales del país, sino que también subrayan la creciente complejidad y alcance del crimen cibernético en América Latina.
El incidente comenzó con un ataque sostenido de 72 horas contra la página web de Migración y Extranjería. Aunque los servicios en aeropuertos y fronteras no se vieron afectados, la página permanece inactiva, mientras las autoridades refuerzan los protocolos de seguridad.
El hecho se sumó al ataque a Recope, el pasado 27 de noviembre, que obligó a la empresa a operar manualmente durante días, afectando la distribución de combustible. Por otro lado, Repretel sufrió un hackeo el 30 de noviembre, de acuerdo a un un comunicado de prensa, que afectó los servidores de su cadena de cines Nova Cinemas, Repretel y Central de Radios.
En conjunto, los ataques alcanzaron a más de 10 empresas en Costa Rica y a más de 200 en México, lo que sugiere un operativo coordinado a gran escala.
El ransomware, utilizado en estos incidentes, no es una amenaza nueva, pero su eficacia sigue alarmando. Este tipo de malware bloquea sistemas y exige un rescate para liberar datos críticos. Según Gezer Molina, director de Ciberseguridad del Micitt, las notas de rescate encontradas en los sistemas confirman la modalidad y vinculan los ataques a un mismo grupo criminal.
Lo preocupante es que este tipo de ataques no solo busca ganancias económicas. También puede interrumpir servicios esenciales, generando caos en la población y desconfianza en las instituciones.
Costa Rica no es ajena a los ciberataques. En 2022, el país vivió una ola similar que afectó ministerios y empresas públicas, lo que debería haber encendido las alarmas. A pesar de los esfuerzos del Centro de Respuesta de Incidentes de Seguridad Informática, estos ataques evidencian la necesidad urgente de fortalecer las defensas digitales.
La ministra de Ciencia, Paula Bogantes, instó a la población y a las empresas a extremar medidas de seguridad y a reportar cualquier incidente al Organismo de Investigación Judicial (OIJ). "Estamos fortaleciendo nuestras redes para prevenir futuros incidentes", dijo, e instó a a población a “informarse por medios oficiales y no compartir información que llame a generar crisis”.
Esta nueva ola de ciberataques no solo representa un desafío técnico, sino también un recordatorio de que la ciberseguridad debe ser una prioridad nacional. Las amenazas cibernéticas no solo comprometen datos; afectan directamente la vida cotidiana y la confianza en las instituciones.