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Del petróleo a los datos: cómo Medio Oriente quiere ser la Meca de la IA

Fondos soberanos de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar están suministrando miles de millones de dólares a las startups de inteligencia artificial más prometedoras. En búsqueda de diversificar sus economías, los países buscan liderar la próxima ola tecnológica global.


En un esfuerzo por reducir su dependencia del petróleo y transformarse en actores clave en la economía global, los fondos soberanos del Medio Oriente han puesto su mira en las empresas emergentes de inteligencia artificial (IA). Países como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Kuwait y Qatar están invirtiendo miles de millones de dólares en las startups más prometedoras de Silicon Valley, acelerando su transformación económica hacia el sector tecnológico.


La creciente dependencia de la IA en sectores como la salud, la educación y la automatización industrial ha llevado a los fondos soberanos de estas naciones a duplicar su inversión en tecnología avanzada. En el último año, según datos de Pitchbook, el financiamiento para empresas de IA respaldado por fondos del Medio Oriente ha aumentado cinco veces, mostrando un apetito voraz por liderar el futuro tecnológico, según informó CNBC.


Uno de los ejemplos más recientes de esta tendencia es MGX, un fondo dedicado a la inteligencia artificial con sede en Abu Dabi. MGX está participando en la ronda de recaudación de fondos de OpenAI, la cual podría valorar a la empresa en 150 mil millones de dólares. Este tipo de inversiones destaca el creciente interés de los fondos del Golfo Pérsico por hacerse con una parte del pastel en las empresas más valiosas de la nueva era tecnológica.


Los principales fondos soberanos de la región, como el Public Investment Fund (PIF) de Arabia Saudita, Mubadala de los EAU y el fondo de inversión de Qatar, están entre los actores más influyentes en este espacio. El PIF, con más de 925 mil millones de dólares en activos bajo gestión, se ha destacado por su agresiva estrategia de inversión, alineada con la "Visión 2030" del príncipe heredero Mohammed bin Salman. Esta iniciativa busca transformar la economía saudita, impulsando inversiones en sectores como el deporte, la tecnología y la energía renovable.


Recientemente, MGX, con sede en Abu Dabi, se asoció con BlackRock, Microsoft y Global Infrastructure Partners para recaudar hasta 100 mil millones de dólares destinados a infraestructura de IA, incluidos centros de datos. Esta alianza subraya el creciente enfoque de los fondos soberanos del Medio Oriente en la infraestructura digital como pilar para el crecimiento futuro.


Algunos inversionistas de Silicon Valley observan con cautela este flujo de capital desde el Medio Oriente, temiendo un "efecto SoftBank". La referencia al Vision Fund de Masayoshi Son recuerda cómo inversiones multimillonarias en empresas, como Uber y WeWork, inflaron las valoraciones a niveles insostenibles, lo que culminó en la bancarrota de WeWork en 2022. La preocupación es que esta inyección masiva de capital pueda alterar el mercado, generando expectativas irrealistas y presiones para obtener resultados inmediatos.


En el contexto global, el respaldo financiero de estos fondos no solo tiene implicaciones económicas, sino también geopolíticas. Las inversiones de países como Arabia Saudita y los EAU en empresas estadounidenses son vistas como una prioridad estratégica para Estados Unidos, ya que aseguran que estos fondos no sean dirigidos hacia rivales geopolíticos como China. Jared Cohen, del Goldman Sachs Global Institute, describe a estas naciones como "estados bisagra geopolíticos", por su capacidad de influir en el equilibrio global mediante sus decisiones de inversión.


No todo es positivo para los inversores occidentales. Las violaciones de derechos humanos en algunos de estos países, especialmente Arabia Saudita, siguen siendo un punto de fricción. Sin embargo, a pesar de estos desafíos, los fondos soberanos del Medio Oriente siguen atrayendo la atención de las startups tecnológicas, que ven en ellos una fuente inagotable de capital.


Por otra parte, el entusiasmo por la IA no se limita a esa región. Francia, a través de su fondo soberano Bpifrance, ha completado 161 acuerdos de inversión en IA y aprendizaje automático en los últimos cuatro años. Y Singapur, con fondos como Temasek y GIC, también ha realizado inversiones significativas en el espacio, consolidando su posición como un actor importante en la revolución tecnológica.


El torrente de inversiones del Medio Oriente en la inteligencia artificial está remodelando el panorama global de la tecnología. Mientras los países del Golfo buscan diversificar sus economías y reducir su dependencia de los ingresos petroleros, están apostando por la IA como el futuro motor de crecimiento. Con miles de millones de dólares a su disposición y alianzas estratégicas con gigantes tecnológicos, estos fondos soberanos están preparados para desempeñar un papel crucial en el desarrollo de la próxima generación de innovaciones.



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