Un estudio revela que cada vez más organizaciones se muestra reacias a emplear a miembros de la Generación Z, mientras que muchas reportan problemas de rendimiento y falta de preparación en el lugar de trabajo.
En un entorno laboral cada vez más competitivo, la llegada de la Generación Z al mercado de trabajo ha generado controversia entre los reclutadores. Un reciente estudio realizado por Intelligent.com, que encuestó a 966 líderes empresariales involucrados en decisiones de contratación, revela que el 75% de las empresas que contrataron a graduados universitarios recientes en 2024 consideran que estos no cumplieron con las expectativas. Pero, ¿cuáles son las razones detrás de esta insatisfacción y qué implicaciones tiene para el futuro de los jóvenes profesionales?
De acuerdo con la encuesta, seis de cada diez empresas despidieron a al menos un graduado universitario recién contratado este año, señalando como principales causas la falta de motivación (50%), la ausencia de profesionalismo (46%) y las deficientes habilidades de comunicación (39%). Estas carencias han llevado a que una significativa cantidad de compañías estén reconsiderando su estrategia de contratación para los próximos años.
Una de las mayores críticas es que los recién graduados, a pesar de poseer conocimientos teóricos, parecen no estar listos para adaptarse al mundo laboral, donde la toma de decisiones autónoma y la interacción con equipos de trabajo son esenciales. Según el 53% de los encuestados, estos jóvenes carecen de las habilidades necesarias para afrontar las exigencias del mercado, lo que se traduce en problemas de desempeño y de integración en las dinámicas corporativas.
Las llamadas "soft skills", o habilidades blandas, se han convertido en un requisito fundamental para cualquier empleo. Sin embargo, la Generación Z parece tener dificultades en áreas clave como la recepción de críticas constructivas (54%), el manejo de la carga laboral (21%) y el mantenimiento de una actitud profesional (19%). Estos factores, junto con la percepción de que muchos jóvenes muestran una actitud de "derecho" o "entitlement" (65%) y una tendencia a ofenderse fácilmente (63%), están generando tensiones en los entornos de trabajo.
¿Qué pueden hacer las empresas y los graduados?
Si bien la carga de la preparación recae en gran parte sobre los jóvenes profesionales, las empresas también tienen una responsabilidad en la integración adecuada de estos nuevos talentos. El estudio sugiere que los programas formales de inducción y el acompañamiento a través de mentores pueden ser herramientas clave para ayudar a los recién graduados a adaptarse y prosperar en sus primeros empleos. Implementar programas de formación en etiqueta profesional también puede ser un paso importante, ya que el 90% de los empleadores cree que los jóvenes necesitan este tipo de capacitación.
Por su parte, los graduados deben adoptar una mentalidad de crecimiento, aprendiendo a manejar la retroalimentación y tomando la iniciativa para integrarse al equipo de manera proactiva. La disposición a involucrarse en proyectos fuera de su zona de confort, junto con la capacidad de demostrar compromiso y profesionalismo, serán claves para superar las barreras iniciales que enfrentan en el mundo laboral.
El futuro de la contratación de graduados
A pesar de las dificultades, el 84% de las empresas aún planea contratar a graduados universitarios en 2025, aunque una de cada siete compañías se muestra reticente. Aquellas que no contemplan contrataciones de recién egresados señalan, entre otras razones, la alta rotación y la falta de preparación como sus principales preocupaciones.
Este escenario pone en evidencia un desafío tanto para los jóvenes profesionales como para las empresas: la necesidad de ajustar expectativas y mejorar los procesos de formación y selección. Solo mediante un enfoque más colaborativo será posible cerrar la brecha entre lo que el mercado laboral requiere y lo que los nuevos profesionales pueden ofrecer.
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