La llegada inminente del 5G plantea importantes desafíos para los operadores en América Latina. Es necesario que definan estrategias claras para el despliegue del 5G, así como para la gestión de las tecnologías legacy 2G/3G.
La evolución hacia la telefonía móvil de quinta generación, conocida como 5G, avanza rápidamente a nivel global, con proyecciones que indican que, para 2025, alrededor del 14% de los accesos a redes móviles serán a través de esta tecnología. A pesar de estos avances, el 4G sigue siendo la tecnología predominante en América Latina, con una previsión de alcanzar su pico en el 2024, representando el 74% de las conexiones móviles totales, según la GSMA.
Sin embargo, la transición al 5G no será simplemente una actualización tecnológica, sino una verdadera disrupción que afectará a los operadores móviles en todos los niveles, desde la infraestructura Core hasta la conectividad radio y el backhaul IP.
En este contexto, algunos países de la región han avanzado significativamente en el despliegue del 5G, como Uruguay, Chile y Brasil, marcando hitos en la evolución de las telecomunicaciones. Otros, como República Dominicana, Perú, México y Guatemala, también han realizado progresos notables en este sentido.
Sin embargo, aún existen países rezagados en la implementación del 5G, como Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Panamá y Paraguay. Colombia y Argentina están en proceso de licitación y búsqueda de implementación.
Frente a este panorama, Juan Carlos Buitrago, Global Chief Sales Officer (CSO) de JSC Ingenium, destaca la necesidad de que los operadores móviles definan estrategias claras y concretas para el despliegue del 5G, así como para la gestión de las tecnologías legacy como 2G/3G. El éxito en esta transición dependerá de la capacidad de los operadores para tomar decisiones acertadas y responder ágilmente a los desafíos que presenta esta nueva red de acceso.
En este sentido, JSC Ingenium se posiciona como un aliado estratégico para los operadores móviles, ofreciendo un Core unificado basado en microservicios y contenedores, adaptable a diferentes entornos de despliegue. Además, la compañía ofrece un modelo de Telco as a Service (TaaS), que permite a los operadores pagar en función del crecimiento de usuarios y adaptarse a las restricciones financieras.
En cuanto al despliegue del 5G, se distinguen dos fases: Non Stand Alone y Stand Alone. La primera se centra en aumentar la velocidad, mientras que la segunda promete una revolución completa, con menor latencia, mayor confiabilidad y la capacidad de impulsar nuevos ecosistemas como el Internet de las Cosas (IoT). La llegada del 5G marca el inicio de una nueva era en las comunicaciones móviles, con un potencial transformador para la industria y la sociedad en su conjunto.
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