Un aspirante al Congreso de Virginia en Estados Unidos usará un chatbot de inteligencia artificial para sustituir a su opositor en un debate, alegando la falta de disposición del contrincante para discutir ideas.
La política y la tecnología se cruzan de maneras cada vez más impredecibles, y el último ejemplo de esto viene de la contienda por el octavo distrito congresual de Virginia. A medida que la inteligencia artificial sigue ganando terreno en diversos sectores, desde la medicina hasta el entretenimiento, ahora ha hecho su aparición en el ámbito político de la mano de Bentley Hensel, un ingeniero de software que se postula como candidato independiente. Hensel, frustrado por la negativa del actual congresista Don Beyer a participar en más debates, decidió crear (sin autorización, obvio) su propia versión de Beyer: un chatbot entrenado con la retórica y posicionamientos del demócrata.
La insólita movida, revelada por Reuters, no solo busca llamar la atención sobre la falta de competencia en una contienda donde Beyer es el claro favorito, sino también cuestionar los límites éticos y legales de la inteligencia artificial en el contexto político. El chatbot, apodado "DonBot", ha sido diseñado por Hensel utilizando una API de OpenAI, la misma tecnología que impulsa herramientas como ChatGPT. Según el candidato independiente, el objetivo no es engañar a los votantes, sino generar un debate alternativo que permita escuchar las posturas del actual congresista, aunque este decida no presentarse.
El evento, programado para transmitirse el 17 de octubre, enfrentará a Hensel, otro candidato independiente, y DonBot, en lo que promete ser una experiencia inusual y controvertida. En caso de que otros candidatos tampoco se presenten, Hensel ha dejado la puerta abierta para crear versiones de IA de ellos también, llevando el uso de esta tecnología a nuevas alturas en el campo electoral.
¿Una herramienta o un riesgo para la democracia?
Con la capacidad de generar respuestas instantáneas basadas en los discursos y plataformas de los candidatos, los chatbots podrían ser herramientas útiles para fomentar la transparencia. Sin embargo, también se abren interrogantes importantes sobre los riesgos de desinformación y manipulación, especialmente en un entorno electoral.
A nivel global, ya se han registrado casos de inteligencia artificial siendo utilizada para crear deepfakes de políticos y celebridades, lo que ha generado preocupación sobre su potencial para distorsionar la realidad. En Estados Unidos, varios estados están empezando a considerar regulaciones sobre el uso de IA en campañas electorales, pero la falta de una legislación federal clara deja un vacío que permite la experimentación, como en el caso de Hensel y DonBot.
No obstante, la creación de un chatbot basado en un oponente político plantea dilemas éticos y legales. Aunque en este caso Hensel ha dejado claro que el chatbot no pretende suplantar a Beyer, sino replicar sus posiciones basadas en fuentes públicas, el uso de la imagen y las palabras de un candidato sin su consentimiento podría interpretarse como una infracción, dependiendo de cómo se utilice. Por ahora, parece que la única barrera es asegurarse de que los votantes comprendan que están interactuando con una IA y no con la persona real.
Hensel, consciente de que tiene pocas posibilidades de ganar la elección frente al experimentado Beyer, espera que esta estrategia inusual al menos logre poner de relieve la necesidad de mayor transparencia en las campañas políticas. Pero también sabe que está jugando con fuego: el uso de IA en política está lleno de incógnitas y potenciales peligros. A medida que la tecnología avanza, el debate sobre su regulación, su impacto en la sociedad y, en este caso, su papel en las elecciones, se vuelve más urgente.
¿Será esta la primera de muchas campañas donde la inteligencia artificial juegue un papel clave, o será vista como una curiosidad pasajera en la historia de la democracia estadounidense?
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