Dos visiones ponen en duda la máxima del desarrollo de la computación. ¿Se puede seguir fabricando chips más pequeños, más potentes y más baratos?
En 1965, Gordon Moore, cofundador de Intel, vaticinó que el número de transistores en un microprocesador se duplicaría cada año. Por ende, bajarían los costos a medida de que aumentaría las prestaciones. Así nació la "Ley de Moore", uno de los basales del desarrollo de la computación.
Desde entonces, esa máxima tuvo sus modificaciones. En 1975, el ritmo de duplicación pasó a dos años, y luego el propio Moore predijo que su ley caducaría hacia la década del 2020 por un motivo tan simple como complejo: el propio límite físico de los objetos porque, después de todo ¿cuán pequeñas pueden llegar a ser las cosas que fabricamos?
Todo se ha venido cumpliendo, pero hoy parece que llegamos al momento en que, finalmente, una nueva tecnología cambiará la ley.
Esta semana, el debate al respecto se encendió a partir de anuncios y declaraciones de Intel y Nvidia, que muestran visiones contrapuestas con respecto al futuro de los microprocesadores.
Pat Gelsinger, CEO de Intel, volvió a repetir el pasado martes en un evento de la empresa su mantra de que la Ley de Moore está “viva y coleando”, mientras que su colega de Nvidia, Jensen Huang, volvió a la carga con el suyo: “La Ley de Moore está muerta".
Intel supo ser el líder en la tecnología de fabricación de chips durante décadas, pero en los últimos años fue desplazado por los avances de TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company), proveedor de decenas de compañías, entre ellas Nvidia.
Gelsinger señaló que su empresa está trabajando en nuevas técnicas de litografía y arquitectura RibbonFET que permitirían continuar incorporando más transistores en cada chip, incluso cuando lleguen a ser tan pequeños como para medirse en angstroms, la unidad que equivale a la cienmillonésima de centímetro.
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“Aspiramos a poner alrededor de 100.000 millones de transistores en un solo paquete. Y, para el final de la década, un billón de transistores”, afirmó Gelsinger, que sumó: “Vamos según lo previsto”.
Por su parte, Huang declaró en el marco de lo últimos lanzamientos de Nvidia, que "la Ley de Moore está muerta, y su capacidad de ofrecer el doble de rendimiento al mismo costo, o el mismo rendimiento a la mitad del valor cada año y medio, se acabó. Se terminó por completo, por lo que la idea de que un chip va a bajar de costo con el tiempo, desafortunadamente, es una historia del pasado”.
Ya en 2017, Huang cuestionó la validez de la Ley al decir que las unidades de procesamiento gráfico (GPU) estaban creciendo a un ritmo mucho más veloz que las tradicionales unidades de procesamiento central (CPU), a las que eventualmente reemplazarían por completo.
En lugar de la Ley de Moore, la respuesta de Nvidia al desafío de crear transistores más pequeños es un concepto que Huang llama “computación acelerada”, según el cual las aplicaciones más demandantes, como la inteligencia artificial, pueden ejecutarse en el procesador que mejor las maneje, es decir, en los GPU que desarrolla su compañía. Para el directivo, "la computación no es un problema de chips; es un problema de software y chips".
Tanto Intel como Nvidia presentaron en los últimos días nuevos productos y desarrollos en sus áreas con vistas a reposicionarse en los mercados. Según CNBC, en los últimos cinco años, las acciones de Intel perdieron el 28% de su valor, mientras que el precio de las de Nvidia subió más 180%, aún después de haber caído un 58 % durante 2022.
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