El ILIA 2023 subraya una preocupante carencia de infraestructuras que se apoyen en GPUs en nuestra región. Si no actuamos con rapidez, corremos el riesgo de quedar al margen de la revolucionaria ola de la IA.
Por Oscar Rojas Badilla, director de Negocio y Estrategia en Inteligencia Artificial en Bjumper.
La primera versión del Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA) nos ofrece una visión reveladora sobre el estado y potencial de la IA en nuestra región. Bajo mi interés personal, es especialmente destacable su análisis sobre la capacidad de los centros de datos en Latinoamérica para albergar y potenciar desarrollos de IA.
La región ha mostrado un compromiso creciente con la formación en IA, como lo refleja el ILIA. Los programas académicos, desde maestrías hasta doctorados, están en ascenso, cimentando el camino para el avance tanto académico como profesional en este ámbito. Países como Brasil, México y Argentina lideran el camino, ofreciendo una gama diversa de programas que abarcan desde la inteligencia computacional hasta la robótica y la visión por computadora. Esta diversidad académica se posiciona como un recurso vital para enfrentar los variados desafíos y aplicaciones de la IA.
Sin embargo, este compromiso educativo debe ir de la mano con una infraestructura tecnológica adecuada. A nivel académico, nuestra región ha invertido en diversas instalaciones de cómputo de alto rendimiento (HPC). Aunque estas son esenciales para cálculos secuenciales intensivos en ciencias e ingeniería, no están alineadas con las necesidades de la IA moderna. La inteligencia artificial de hoy, fuertemente apoyada en redes neuronales, requiere dos capacidades principales:
Cálculos paralelos masivos de unidades muy simples
Transferencia de datos de alta velocidad entre los recursos de almacenamiento y computación.
Las unidades de procesamiento gráfico (GPUs) son cruciales para satisfacer las demandas actuales en el ámbito de la IA. A pesar de que su diseño original estaba orientado a gráficos, las GPUs han demostrado ser ideales para la IA, gracias a su habilidad para llevar a cabo cálculos paralelos masivos. Sin embargo, el ILIA 2023 subraya una preocupante carencia de infraestructuras que se apoyen en GPUs en nuestra región, lo que representa un obstáculo significativo para el progreso en IA. Esta situación resalta la imperiosa necesidad de fortalecer nuestra infraestructura en este aspecto. Si no actuamos con rapidez, corremos el riesgo de quedar al margen de la revolucionaria ola de la IA.
Más allá de la capacidad de cómputo, otro factor emerge como un componente crucial, el de la conectividad. El ILIA 2023 muestra que, aunque algunos países han realizado progresos significativos en términos de conectividad, aún existen brechas considerables en la región. La conectividad no sólo facilita el acceso a recursos y conocimientos, sino que también es esencial para la implementación y adaptación de soluciones basadas en IA en diversos sectores.
En cuanto a la infraestructura de datos, aunque países como Uruguay, Panamá y Costa Rica lideran en términos de data centers per cápita, la región presenta un panorama variado. Es imperativo que Latinoamérica priorice la inversión en conectividad y capacidad de cómputo, sin depender exclusivamente de corporaciones externas. Es fundamental fortalecer el acceso a internet de alta velocidad y garantizar el acceso a cómputo especializado para no profundizar en desigualdades estructurales.
Además, la colaboración entre el ámbito académico y la industria está floreciendo. Esta sinergia promete facilitar la transición de teorías académicas a aplicaciones prácticas y tangibles en el mundo real. Esta integración garantiza que el talento emergente esté no solo bien versado en teoría, sino también preparado para impulsar la innovación práctica en IA.
Latinoamérica tiene un potencial inmenso. Con la guía del ILIA y una visión unificada, podemos construir una infraestructura y una base de talento preparadas para el futuro de la IA, asegurando que nuestra región no solo participe, sino que sea una región competitiva en este campo transformador. La urgencia es clara: es el momento de actuar, de invertir y de prepararnos para un futuro impulsado por la inteligencia artificial.
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