El fraude y el crimen financiero son problemas que impactan profundamente a las instituciones financieras a nivel global, con pérdidas de aproximadamente 500 millones de dólares anuales en 2023.
Por Juan Pablo Jiménez Isaza, Vicepresidente de Ventas para Latinoamérica en Lynx Tech.
Estos números revelan la magnitud del desafío, y la tecnología tradicional de detección ha demostrado ser insuficiente para combatir este problema, especialmente frente a las tácticas en constante evolución de los delincuentes.
Históricamente, los bancos y otras entidades han recurrido a modelos basados en reglas estáticas para identificar fraudes. No obstante, estos enfoques pierden efectividad con el tiempo, al no poder adaptarse rápidamente a los cambios en el comportamiento de usuarios y estafadores. Aquí es donde la inteligencia artificial (IA) cobra relevancia, convirtiéndose en una herramienta esencial para abordar estas amenazas.
Durante la pandemia de COVID-19, el repentino aumento en las transacciones en línea puso a prueba la capacidad de los bancos para detectar fraudes. La IA demostró su eficacia, procesando hasta 2.500 transacciones por segundo con tiempos de respuesta de milisegundos. Este nivel de rapidez y precisión permitió a las instituciones mitigar riesgos de forma efectiva, ahorrando a sus clientes miles de millones en pérdidas.
Otro claro ejemplo de la eficacia de la IA es su capacidad para predecir irregularidades en pagos autorizados, los cuales representan el 75% del fraude bancario digital a nivel mundial. Utilizando algoritmos predictivos y aprendizaje automático, los sistemas analizan y aprenden del comportamiento de los usuarios, detectando posibles riesgos antes de que se materialicen.
Sin embargo, los delincuentes también han perfeccionado sus métodos. El uso de identidades sintéticas y mulas de dinero para mover fondos ilícitos se ha vuelto cada vez más sofisticado. Aproximadamente 3 billones de dólares provenientes de actividades criminales, que se utilizan para apoyar a terroristas, al crimen organizado, a la trata de personas, a la explotación, entre otros, fluyen a través del sistema financiero global. En este contexto, la IA es clave para identificar estos flujos ilegales y ayudar a las instituciones a contener esta problemática.
El panorama del fraude sigue cambiando, pero la tecnología está al servicio de las instituciones financieras para anticipar, detectar y mitigar estas amenazas. Aquellas que inviertan en soluciones de IA estarán mejor preparadas para enfrentar los retos de un entorno digital cada vez más complejo.
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