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Redacción IT NOW

La IA acelera la cuarta Revolución Industrial: ¿Puede la región aprovecharla?

Para Jaime García, del CLACDS / INCAE Business School, es momento de decidir cómo Centroamérica va a entrar al cambio crucial que propone la inteligencia artificial.

Por Jaime García, director de Proyectos del Índice de Progreso Social del CLACDS / INCAE Business School.

La creciente popularidad de las aplicaciones de Inteligencia Artificial (IA) es una muestra de que el cambio tecnológico de la cuarta Revolución Industrial acelera. Como región, es momento de decidir cómo vamos a entrar en este cambio.

El desarrollo económico y progreso social de la civilización ha sido impulsado por el cambio tecnológico. Las edades de hierro, de bronce, la revolución verde, la primera Revolución Industrial (vapor), la segunda (electricidad), la tercera (electrónica), son etapas de la historia que cambiaron a la sociedad y las capacidades de los individuos. Hoy estamos en la era digital, o la cuarta Revolución Industrial.

Por supuesto, adoptar estas tecnologías va más allá de la capacidad de acceder a ellas. Un proceso efectivo de transformación tecnológica requiere de una estrategia, no es sólo comprar la tecnología. Se trata de adaptar el contexto no digital a estas nuevas posibilidades. En otras palabras, una computadora puede ser usada solamente como una máquina de escribir, o se puede usar todo su potencial para generar valor agregado. ¿Será que en la región tenemos claridad de este tipo de estrategias?

Sobre la cuarta revolución industrial

Hay dos características de la cuarta revolución industrial que la hacen diferente a las anteriores. Primero, el cambio es acelerado. Por ejemplo, la aplicación ChatGPT, un chat de IA creado por OpenAI, obtuvo 100 millones de usuarios activos tan sólo en el mes de enero de este año, según UBS, marcando un hito en la historia de las aplicaciones. O que, durante la pandemia, en telemedicina se avanzó en dos semanas lo que se había logrado en diez años, de acuerdo con McKinsey.

Segundo, borra las barreras entre lo físico y lo digital afectando múltiples industrias al mismo tiempo. Así se tienen aplicaciones de IA revisando contratos y haciendo el trabajo de abogados; generando ahorros de millones de dólares. Mientras que en medicina ya se aplican instrumentos de realidad virtual y realidad aumentada que ayudan a los cirujanos a realizar procedimientos quirúrgicos más exactos y con menor riesgo, impactando en la salud de las personas.

Si le preguntamos a ChatGPT sobre las principales tecnologías que mueven esta revolución, mencionará IA y machine learning; robótica y automatización; internet de las cosas; impresión 3D; blockchain; realidad virtual y aumentada; redes 5G; computación cuántica; big data y ciberseguridad. Y terminaría diciendo que están convergiendo y transformando las industrias tradicionales, creando nuevas oportunidades y desafíos.


Los complementos no digitales de la transformación digital

Materializar las ventajas tecnológicas y aprovecharlas en nuestro día a día requiere de un abordaje estratégico; de lo contrario, se puede caer en la paradoja de la productividad. Ese fenómeno en donde la inversión tecnológica crece, pero no aumenta la productividad. La paradoja estuvo presente en el siglo XIX, durante la anterior Revolución Industrial, cuando las empresas cambiaron sus motores de vapor por motores eléctricos. Pero vieron los impactos de su inversión 30 años después; cuando nuevos ingenieros expertos en motores eléctricos llegaron a cambiar la gestión y dinámica de las empresas.

En ese sentido, la adopción de nuevas tecnologías debe pasar por un proceso estratégico, donde se den innovaciones organizacionales que puedan aprovechar el potencial de las innovaciones tecnológicas. Estas innovaciones organizacionales implican cambios en los procesos de toma de decisiones, en los sistemas de incentivos, en los flujos de información, en los métodos de contratación, y en general, una revisión profunda de los procesos de administración y gestión.

Un ejemplo actual de estos retos estratégicos se encuentra en el teletrabajo, que durante la pandemia creció a niveles nunca vistos. La empresa Owl Labs menciona que 56% de las firmas globales permiten teletrabajo con modelos híbridos; mientras que 16% lo implementan de forma permanente. Pero, además, calculan que los trabajadores fueron 47% más productivos con el modelo del teletrabajo.

Sin embargo, a pesar de que hay ventajas productivas, IPSOS encontró a nivel mundial que, entre las posiciones de liderazgo, los más senior son los que se sienten menos cómodos con el teletrabajo y sólo un 10% lo ve cómo una opción permanente. Mientras que en los más jóvenes, la tasa va al 28%. Al parecer, tendremos que esperar a que una nueva generación de líderes suba en la jerarquía de las empresas para maximizar el potencial productivo del teletrabajo, tal como sucedió en el siglo XIX con el uso del motor eléctrico.

En la región tenemos que definir ya nuestra estrategia digital

En este proceso de cambio tecnológico acelerado, es claro que no bastará con tener gobiernos y empresas que impulsen la adopción de infraestructura tecnológica. Se van a requerir de nuevos marcos normativos y leyes que consideren las innovaciones tecnológicas y su impacto social, ambiental y económico en los diferentes sectores productivos. Pero al mismo tiempo, se necesitará de un esfuerzo innovador del sector productivo para ajustar sus modelos organizacionales o incluso, sus modelos de negocio, para aprovechar las nuevas tecnologías.

Esto es urgente, pues el estado actual de nuestra región en términos del uso de tecnologías no es el mejor. Por ejemplo, de acuerdo con el Banco Mundial, en 2021 en Costa Rica el 59,18% de los mayores de 15 años hicieron o recibieron un pago digital, mientras que el promedio del resto de los países de nuestra región es de 65,08%.


A nivel mundial, el líder es Dinamarca con 100%, seguido por Islandia y Alemania con 99%. Resolver estas brechas requiere de colaboraciones multisectoriales; pero enfocadas en la siguiente pregunta: ¿Resolvemos los problemas del siglo XXI con soluciones del siglo pasado? Es decir, o aceleramos junto a la cuarta Revolución Industrial, o la vemos materializar su potencial en otros países.


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