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Los superfutbolistas de América Central

A pesar de que el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) lleva casi 50 años en funcionamiento, no fue sino hasta mediados de esta década que los entrenadores y preparadores físicos de al menos 14 equipos de fútbol en América Central lo implementaron.

Antes, se valían de su experiencia -que sigue siendo válida-, un cronómetro, de la tabulación de datos manuales y, si el presupuesto lo permitía, de un equipo nutrido de personal, por decir poco.

Pero el control y registro de la carga física y mecánica eran temas que requerían además de tiempo adicional, mucha subjetividad para completar el ciclo de análisis, incrementar el rendimiento y tener futbolistas de alto rendimiento para conformar un equipo realmente competitivo.

Incorporar tecnología no es fácil, aunque esta sea bondadosa y ayude a alcanzar el objetivo de estas empresas: llegar a ser campeones y dar la talla a escala internacional. Al igual que en otros ámbitos empresariales, la resistencia al cambio sigue siendo uno de los principales retos por vencer para que los dueños y entrenadores de los equipos tengan los futbolistas que desean.

Para José Carlos Barbero, consultor español de fuerza y condición, “hay jugadores a los que les incomoda usar una banda de frecuencia cardíaca; no les gusta en absoluto”.

Sin embargo, la industria de wearables supo sacar ventaja de esta problemática y dio paso a cambios en los chalecos que usan distintos equipos de fútbol de Centroamérica para obtener información física.

Hoy el uso de chalecos con potentes procesadores permite acceder a datos en tiempo real, requiere menos personal para la recolección y el análisis de los datos y propicia que los volantes, laterales y defensas se conviertan en superfutbolistas.

¿Dónde están esos superfutbolistas?

El uso de wearables en equipos de fútbol centroamericanos contabilizan varios años y poco a poco ha ido propagándose, en especial en las ligas superiores y un par de casos de selecciones nacionales.

El más reciente es del Motagua y de la Selección Nacional de Fútbol de Honduras.

En el caso de los seleccionados hondureños, trascendió el uso de chalecos y una banda inteligente para monitorear condición física, rendimiento y recorrido con el objetivo de hacer los ajustes necesarios de cara a los compromisos agendados.


En Guatemala, el Club Deportivo Municipal (Rojos), Comunicaciones (Cremas) y Antigua FC, todos de la Liga Nacional, lo utilizan desde mediados de esta década.

Mientras que en El Salvador, el equipo Santa Tecla lo incorporó en 2018, al igual que el oriental Águila. A ellos se suma Pasaquina, todos pertenecen a la primera división.

En Costa Rica, Saprissa, Herediano y Alajuelense, así como la Fedefutbol, también emplean esta tecnología que es parte del día a día en equipos de grandes ligas, como el Barcelona FC, desde 2015.

Mientras que en Panamá, la selección nacional lo empleó por primera vez en agosto pasado durante la preparación para un compromiso frente a Venezuela.

¿Cómo se analiza la información?

Los chalecos tienen la capacidad de medir múltiples variables gracias a los distintos dispositivos que incorporan. Así es posible conocer mejor a los futbolistas e identificar quiénes tienen el rendimiento esperado y en quiénes se debe poner mayor atención.

Estos recursos crean un registro de la cargas de entrenamiento, algunos se colocan detrás del cuello, incorporan un giroscopio, un magnetómetro, un acelerómetro y un GPS, este último por tratarse de un ejercicio al aire libre.

Una vez recolectados los datos, se utilizan distintas fórmulas basadas en algoritmos para registrar el desplazamiento y la actividad de cada futbolista. A esto se suma el uso de una antena que recolecta los datos para ser volcados en una computadora en donde se seleccionan los datos, se editan y se crean los informes, según lo que se desea investigar.

El uso de estos wearables permite a los entrenadores y preparadores físicos controlar muchos aspectos: adelantarse a posibles lesiones, controlar el ritmo cardíaco, distancia recorrida, intensidad, velocidad, cantidad de sprints, impactos, entre otros detalles que posibilitan la existencia de  superfutbolistas en la región.

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