Despidos, bromas, "desterrados" que suplican regresar y la posibilidad de que Twitter se vuelva "clasificado" como las películas. La plataforma de comunicación más influyente del mundo ya está en manos de un millonario tan poderoso como impredecible.
La toma de Twitter por parte de Elon Musk no es una compra empresarial más en el mundo IT. Ha empezado una nueva era en la comunicación: la plataforma con mayor influencia y resonancia en los medios periodísticos, tan formadora de opiniones como de agendas de contenidos, ahora está en poder de un ricachón tan poderoso como caprichoso e impredecible.
Le bastaron apenas segundos para poner patas para arriba a la red social, empezando con su triunfal irrupción al cuartel general de su nueva compañía con un lavabo en manos. Pero, más allá de esa llegada tan conquistadora para las cámaras, las cosas se pusieron más serias y dictatoriales unos pisos más arriba.
Musk se designó a sí mismo director ejecutivo (o "Chief Twit", según su biografía en esa red) y en cuestión de minutos trajo a 50 empleados de Tesla para repensar el servicio, cambió la homepage del sitio y ejecutó cuatro despidos estratégicos en términos de costos y poder: el CEO Parag Agrawal, el CFO Ned Segal, el abogado general Sean Edgett y Vijaya Gadde, quien era el jefe de asuntos legales y políticas y tuvo un rol clave en la decisión de vetar del servicio a Donald Trump.
El expresidente de los Estados Unidos, a quien se le prohibió permanentemente el uso de Twitter por incitar a la violencia después de los disturbios ocurridos en el Capitolio en enero de 2021, celebró la llegada de Musk a la empresa y manifestó: "Estoy muy feliz de que Twitter ahora esté en buenas manos, y ya no será dirigido por lunáticos y maníacos de izquierda radical que odian a nuestro país".
Repetidas veces el multimillonario CEO de Tesla y SpaceX dijo que tiene la intención de limitar las prohibiciones permanentes y que desea hacer de la red social un refugio "para la libertad de expresión", al punto tal que, tras confirmarse la compra, tuiteó: "El pájaro está libre". Es por esto que conocer cuál será su política con respecto a las suspensiones de cuentas genera tantas preocupaciones como expectativas.
Muchos ven que su ingreso a la compañía pueda significar el indulto y retorno inmediato de muchos polémicos condenados al exilio de la plataforma. Apenas horas después de que Musk iniciara su reinado, apareció una avalancha de súplicas y solicitudes de titulares de cuentas prohibidas, activistas y controvertidos líderes mundiales.
Por ejemplo, Dmitry Medvedev, expresidente de Rusia y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de ese país, escribió: "Buena suerte @elonmusk para superar el sesgo político y la dictadura ideológica en Twitter. Y abandone el negocio de Starlink en Ucrania".
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Mientras, la editora en jefe del canal estatal ruso de noticias ruso RT, Margarita Simonyan, le pidió al ejecutivo que "desbloqueara las cuentas de RT y Sputnik y también elimine la prohibición de la mía".
"Hola @ElonMusk, ahora que eres dueño de Twitter, ¿ayudarás a luchar contra el proyecto de ley de censura en línea de Trudeau?", publicó Canada Proud, una entidad que trabaja para expulsar al primer ministro canadiense Justin Trudeau.
Por otra parte, la Comisión Europea ya salió a marcarle el terreno a Musk. Desde su cuenta de Twitter, Thierry Breton, el jefe de Industria de la Unión Europea, le advirtió que "En Europa, el pájaro volará según nuestras reglas", en relación a cumplir con la Ley de Servicios Digitales de la región, que impone fuertes multas a las empresas que no controlan el contenido ilegal. Según reportó Reuters, el CEO luego tuvo un diálogo privado con el funcionario y le aseguró que la compañía continuará cumpliendo con las estrictas normas del continente.
Son varios los reportes en la prensa sobre la inquietud que profesan los empleados de Twitter por el futuro de la empresa. Por un lado, se rumorea que Musk planea deshacerse del 25% del staff en las próximas semanas. Por el otro, los trabajadores están preocupados por que una posible reducción de filtros y moderación de contenidos conduzca a una avalancha de mensajes de odio, intolerancia o potencialmente ilegales.
Musk se ha mostrado ambiguo al respecto. Tuiteó que formará un "consejo de moderación" y que "no se tomarán decisiones de contenido importantes ni se restablecerán cuentas", pero al mismo tiempo declaró que "cualquier persona suspendida por razones menores y dudosas será liberada de la cárcel de Twitter". También, fiel a su estilo, no dejó de lado el sarcasmo sobre la cuestión: "¡Por fin la verdad de que los carbohidratos son fabulosos se puede decir en esta plataforma! #FreeSpeech", publicó.
El CEO de la empresa de software Replit contestó a los dichos de Musk opinando que la idea de un consejo era "un juego perdido", ya que "Facebook ha tenido una junta de supervisión bastante diversa y tanto la izquierda como la derecha todavía están molestas con ellos". El dueño de Tesla no tardó en responderle con un atisbo de cuál podría ser su idea para regular el contenido de la red social: "Buen punto. Probablemente sería mejor poder seleccionar qué versión de Twitter quieres, como la clasificación de películas según el público. La calificación del tweet se podría autoseleccionar y luego ser modificada por los comentarios de los usuarios".
¿Acaso Twitter podría llegar a ofrecer versiones con distintas clasificaciones, similares a las películas que son "aptas para todo publico" o "recomendadas" para ciertas edades?
Los anunciantes en Twitter ven con recelo todo este debate. General Motors le dijo el viernes a CNBC que suspenderá temporalmente los anuncios mientras evalúa "la dirección de la plataforma bajo su nueva propiedad".
La publicidad representa prácticamente todos los ingresos de Twitter, que ya de por sí tiene complicadas sus cuentas: su deuda asciende a más de US$13.000 millones, con un gasto de interés anual de US$1.200 millones.
Musk deberá elaborar nuevas formas de generar ingresos y ya se rumorea que, en los próximos días, cambiará Twitter Blue, la suscripción mensual opcional de US$4,99 que desbloquea funciones adicionales, por un servicio de US$19,99 que también verificará a los usuarios. Pero, sobre todo, el multimillonario tendrá que saber encontrar (y respetar) el equilibrio justo de la libertad de expresión.
Quizás, consciente del problema, es la razón por la que tuiteó: "Obviamente, Twitter no puede convertirse en un infierno para todos". Si bien las cosas no arden como para calificarlo así, vaya que se están poniendo calientes.
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