Los ejercicios que realizamos se dirigieron a distintas poblaciones en redes sociales, producciones audiovisuales y la práctica constante de la prueba-error.
Por: Nayid Aguilar | CEO de OMNi
La pandemia aún no termina, sin embargo, las enseñanzas que ha dejado y los cambios que provocó en el mundo se mantendrán a lo largo del tiempo. La industria tecnológica los vivió tanto en el crecimiento de áreas que no había terminado de despegar, como el teletrabajo, la digitalización de servicios tradicionalmente presenciales y la transformación del sistema educativo, entre otras como en el desarrollo y adaptación del conocimiento a solucionar las necesidades básicas e inmediatas de las personas.
Basados en este último pensamiento, es que desde la columna vertebral de una empresa tecnológica como OMNi descubrimos que en medio del caos social y económico, la ruta más segura para sostener y hacer crecer el negocio era dejando de lado los tecnicismos o métodos complejos detrás del desarrollo tecnológico y apostar por la escucha de nuestros usuarios.
Los ejercicios que realizamos se dirigieron a distintas poblaciones en redes sociales, producciones audiovisuales y la práctica constante de la prueba-error, esto nos permitiría replantear el camino. Acá me quiero detener, porque un elemento clave para lograr esta resiliencia corporativa estuvo en la conformación de equipos capaces de entender el fenómeno de escucha social que hacíamos y en horas, responder a través de nuestros productos y servicios. Otro elemento importante en el aprendizaje; la inmediatez.
Ejemplos de lo que he mencionado hay varios, pero quiero detenerme en uno específicamente, el monedero digital como centro de toda la operación. Con las personas dentro de sus casas con acceso limitado a servicios, el dinero sería uno de los puntos de dolor durante la pandemia, no solo en su manejo y uso sino en la generación.
Definimos nuestra vertical FinTech como el corazón de la compañía y alineamos los servicios de movilidad como el Taxi o las bicis con ese monedero, creamos puntos de recolección para que las personas pudiesen convertir su dinero físico en dinero digital y por último, empezamos a agregar posibilidades de uso, como las transferencias de dinero a través de contactos guardados en el directorio del celular, por código QR o el pago de servicios públicos como el agua, la luz o teléfono.
Utilizar la tecnología en nuestra rutina diaria va más allá de todo lo complejo que hay detrás de una compañía dedicada a esta industria, por eso la lección principal al enfrentar esta pandemia está en dejar a un lado esa complejidad y buscar en medio de ella la sencillez que nos permita servir a nuestros usuarios con inmediatez, resiliencia y conocimiento.
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