El presidente electo busca reducir las regulaciones en inteligencia artificial para competir con China, una apuesta que favorece a Silicon Valley y promete acelerar la innovación en el sector.
Donald Trump aseguró su lugar en la Casa Blanca tras vencer a Kamala Harris, una noticia que resuena intensamente en el sector tecnológico. Esta victoria genera expectativas importantes, ya que la administración de Trump ha sido históricamente favorable a políticas que podrían beneficiar a las grandes tecnológicas, desde la relajación regulatoria hasta incentivos fiscales y un enfoque agresivo en inteligencia artificial.
Trump plantea un enfoque fiscal y arancelario que favorece la producción nacional y reduce la dependencia extranjera, en un claro mensaje a las Big Tech de que Estados Unidos es el lugar para expandirse. De acuerdo con La Vanguardia, la política arancelaria, con tasas del 10% en productos importados, podría incrementar los costos de las empresas que dependen de componentes internacionales, pero también abriría puertas a quienes busquen desarrollar sus operaciones en territorio estadounidense.
En cuanto a la IA, el presidente electo dejó claro su interés en reducir regulaciones para acelerar la innovación y enfrentar el avance chino en esta tecnología. Esto podría impulsar la competitividad global de Silicon Valley en un sector en auge que necesita flexibilidad regulatoria para escalar rápidamente. Las empresas tecnológicas, que ya han invertido de lleno en dicha tecnología, ven una oportunidad de oro en esta posición de la administración.
Uno de los mayores beneficiarios de esta política sería Elon Musk, quien ha cultivado una relación cercana con Trump. Las empresas de Musk, como SpaceX y la red X, ya reciben contratos multimillonarios del gobierno, lo que lo convierte en un actor central en las políticas tecnológicas y aeroespaciales de Estados Unidos. Además, Musk respaldó abiertamente la candidatura de Trump y utilizó X como plataforma de apoyo, intensificando la propaganda en favor de su figura.
A pesar de la alineación de intereses, persisten tensiones, sobre todo en torno a temas migratorios. La mano de obra extranjera calificada es crucial para el sector tecnológico, y las políticas migratorias restrictivas de Trump podrían limitar el acceso a este talento. No obstante, varios líderes de Silicon Valley confían en que Trump flexibilizará estas políticas si se perciben beneficios económicos para el sector.
En el frente internacional, Trump señaló a China como su principal rival, intensificando la carrera tecnológica entre ambas naciones. Con la economía china en dificultades, pero con fuertes lazos económicos con Estados Unidos, la administración Trump se dispone a reforzar su postura en el ámbito tecnológico, en un intento de asegurar la supremacía estadounidense frente al avance asiático.
La llegada de Trump al poder representa un punto de inflexión en la política tecnológica estadounidense. Las empresas tecnológicas se encuentran en una encrucijada, donde deberán navegar entre las oportunidades fiscales y las nuevas políticas migratorias y arancelarias.
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