El 67% de los ejecutivos considera los agentes autónomos clave en su estrategia de IA, mientras que la seguridad y el talento siguen siendo desafíos pendientes.

La inteligencia artificial (IA) sigue consolidándose como una de las prioridades estratégicas para las empresas en 2025, con un enfoque cada vez más definido en la obtención de beneficios tangibles. Según la encuesta AI Radar de Boston Consulting Group (BCG), un tercio de las organizaciones a nivel global prevé invertir más de US$25 millones en IA durante este año, reflejando un marcado optimismo en torno a los agentes autónomos y otras aplicaciones avanzadas de esta tecnología.
El informe "Del Potencial al Beneficio: Cerrando la Brecha de Impacto de la IA" de BCG, basado en la opinión de 1.803 ejecutivos en 19 mercados y 12 industrias, destaca la creciente apuesta por la esta tecnología como motor de transformación empresarial. Sin embargo, el estudio también subraya una brecha significativa entre la ambición de las empresas y la obtención de resultados concretos. Christoph Schweizer, CEO de BCG, señala que aunque el 75% de los líderes clasifica la IA como una de sus tres principales prioridades estratégicas, solo una cuarta parte reporta un valor significativo derivado de sus iniciativas en esta área.
El estudio revela que las empresas que logran mayores beneficios de la IA se enfocan en un número reducido de casos de uso, priorizando la profundidad sobre la amplitud. Mientras que las compañías más avanzadas en IA destinan más del 80% de su inversión en transformar funciones clave e innovar en sus ofertas, otras organizaciones aún concentran más de la mitad de su presupuesto en mejoras marginales de productividad. Asimismo, el análisis muestra que las empresas que establecen métricas claras y evalúan sistemáticamente el retorno de sus iniciativas duplican el retorno de inversión en comparación con aquellas que carecen de indicadores definidos.
Un aspecto clave de esta evolución tecnológica es la adopción de agentes autónomos, sistemas de IA capaces de operar con mínima intervención humana para alcanzar objetivos específicos. De acuerdo con la encuesta de BCG, el 67% de los ejecutivos considera a los agentes autónomos como un componente esencial de su estrategia de IA, lo que indica un creciente interés en la automatización avanzada y la optimización de procesos mediante esta tecnología.
Si bien la automatización impulsada por IA genera incertidumbre sobre su impacto en la fuerza laboral, los datos del informe sugieren que su efecto será más transformador que disruptivo. El 68% de los ejecutivos prevé mantener el tamaño de su plantilla y centrarse en la capacitación del talento existente, mientras que un 17% anticipa la creación de nuevos roles para reemplazar aquellos que queden obsoletos. Solo un 7% de los encuestados estima que la IA resultará en una reducción de empleados a gran escala.
A pesar del entusiasmo en torno a la IA, las empresas aún enfrentan desafíos significativos en su implementación. Sylvain Duranton, líder global de BCG X, destaca que muchas organizaciones encuentran dificultades para rediseñar flujos de trabajo, impulsar el cambio cultural y desarrollar el talento necesario para una adopción efectiva de la IA. De acuerdo con Duranton, el éxito en esta transformación requiere un enfoque equilibrado, con un 70% de los esfuerzos dirigidos a la gestión del cambio organizacional, un 20% a la infraestructura tecnológica y un 10% a los algoritmos propiamente dichos.
La seguridad y el cumplimiento normativo también emergen como factores críticos en la adopción de IA. El 66% de los ejecutivos considera la privacidad y protección de datos como uno de los principales riesgos, seguido por la falta de control sobre las decisiones automatizadas (48%) y los desafíos regulatorios (44%). Además, el 76% reconoce la necesidad de fortalecer sus estrategias de ciberseguridad para mitigar posibles vulnerabilidades en los sistemas de IA.
Con una inversión creciente y una estrategia más enfocada en la creación de valor, la IA se perfila como un elemento central en la transformación empresarial de 2025. Sin embargo, el éxito de estas iniciativas dependerá de la capacidad de las organizaciones para cerrar la brecha entre ambición y ejecución, garantizando una implementación efectiva y alineada con sus objetivos estratégicos.
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