El grupo británico Which? alerta sobre la vigilancia excesiva de freidoras de aire, altavoces, relojes inteligentes y más artículos del hogar.
La freidora de aire en el hogar y otros dispositivos conectados no solo simplifican tareas cotidianas, sino que también pueden recopilar información sobre los hábitos y preferencias de sus usuarios, generando serias preocupaciones sobre la privacidad en el hogar. Un informe reciente del grupo de consumidores británico Which? revela que electrodomésticos como las freidoras de aire, los altavoces inteligentes y los relojes están llevando la vigilancia doméstica a niveles inquietantes debido a sus capacidades de monitoreo a través de aplicaciones conectadas.
El análisis, compartido por Business Insider, encontró que algunos modelos de freidoras de aire, junto con otros dispositivos, solicitan permisos para grabar audio y acceder a archivos en el teléfono del usuario. Al sincronizarse con aplicaciones que envían datos a servidores en el extranjero, como los de Xiaomi y Aigostar, estas freidoras podrían estar ligadas a rastreadores publicitarios, como los de Facebook y TikTok, que recopilan datos de uso para fines comerciales y almacenamiento en la nube.
Aunque las compañías sostienen en sus políticas de privacidad que la recopilación de datos busca mejorar la experiencia del usuario, en la práctica, se acumulan grandes cantidades de información personal con pocos detalles claros sobre su manejo y protección. Pese a normativas de privacidad como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) en Europa, los consumidores suelen desconocer las verdaderas implicaciones de dar acceso total a estos dispositivos.
Complejas políticas de privacidad y términos de uso poco transparentes enmascaran la magnitud de la información recopilada, lo que ha generado una creciente inquietud sobre los riesgos de almacenamiento en servidores de terceros. Esta situación pone en evidencia una falta de regulación específica que proteja eficazmente a los usuarios frente a posibles usos indebidos de sus datos.
La adopción de hogares inteligentes, aunque práctica, abre un debate sobre el límite entre la utilidad y la invasión de privacidad. Cada vez más, los consumidores se preguntan si la comodidad de tener dispositivos conectados en el hogar justifica el riesgo que representan a largo plazo para su privacidad y seguridad.
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